En el artículo “La enfermedad en su laberinto: avances, desafíos y paradojas de cien años del Chagas en la Argentina”, Juan Pablo Zabala hace una interesante síntesis sobre diferentes aspectos biológicos, políticos, sociológicos y técnicos.
Sin embargo omitió referirse específicamente a dos aspectos que a mi entender son fundamentales para comprender por qué la enfermedad de Chagas aún sigue siendo un problema de salud pública no resuelto en la Argentina a diferencia de otros países vecinos como Uruguay, Chile y Brasil donde se logró controlarla. Estos aspectos son:
1. El poder de un grupo hegemónico de profesionales que manejó las decisiones y el control del Chagas durante los últimos 40 años en la Argentina, específicamente desde el Estado, que abarcó desde la lucha contra el vector hasta el otorgamiento de subsidios de investigación.
2. Los intereses económicos de un sector allegado a ese grupo de poder que privilegió las inversiones y el destino del dinero en dos aspectos que, si bien son importantes, no son los únicos en el Chagas: el desarrollo de reactivos serológicos y los insecticidas.