La cuestión de la seguridad ciudadana se ha instalado en el centro de las agendas públicas de distintos países, entre los cuales se encuentra definitivamente la Argentina. El hecho –anecdótico, pero simbólicamente significativo- de que la designación de un ministro de seguridad adquiera una publicidad similar a la conquistada por un ministro de economía, no ha sido hasta el momento indagado en todas sus dimensiones y alcances. En este trabajono se pretende cubrir esa grieta analítica, sino examinar un aspecto específico dentro del gobierno de la seguridad: el papel de los saberes expertos y la forma en que se relacionan con otros actores del campo político. A pesar de que la problemática de la seguridad abarca políticas que se extienden mucho más allá de las cuestiones policiales, en esta ocasión se hace una especial referencia al caso de las reformas de las policías, dejando de lado otros asuntos relevantes.