Bajo el apogeo de la administración menemista, la Argentina transcurrió a lo largo de más de una década en una progresiva secuencia de opciones de política de corte neoliberal. Los efectos de estas políticas de ajuste social en la población −ampliamente conocidos− conforman hoy un panorama de empobrecimiento, precarización laboral y desempleo sin precedentes para nuestro país. Durante los ‘90, la impronta de la ortodoxia económica definió las orientaciones de las principales políticas sociales y el sesgo fiscalista predominó tanto en el diagnóstico de la cuestión social como así también en el diseño e implementación de planes de empleo transitorios, como “solución” propuesta a la problemática de la falta de trabajo. El gobierno de transición, que sucedió al breve mandato de una Alianza fracturada, no dudó en abandonar la convertibilidad. La inflación desencadenada por la modificación en la pauta cambiaria prolongó la recesión, acentuando el deterioro de los principales indicadores sociales. Atento a la crítica situación social y en el marco de un alto nivel de conflictividad y vulnerabilidad social, el gobierno de transición pone en marcha el controversial “Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados” (en adelante: PJJH). El PJJH ha sido objeto de un interesante debate, en el cual la mirada retrospectiva se impone a los/as especialistas, que han convenido evaluarlo a la luz de las orientaciones de política social de la década menemista. En este trabajo nos abocaremos, en el marco del punto anterior, a la dilucidación del debate entorno a las características de dicho programa, cuáles han sido las miradas de los analistas a la hora de abordar su estudio.