Una profecía del pasado: así se titula el libro que Edgardo Dobry escribió sobre El payador de Leopoldo Lugones. A partir de esas dos elecciones, título y tema, son muchas las cuestiones que valdría la pena comentar. Voy a tomar solo algunas de ellas, sacrificando la riqueza de muchos aspectos tanto o más relevantes. La primera tiene que ver con la elección del tema mismo. Aunque doctor en Filología por la Universidad de Barcelona y profesor de Teoría Literaria y Literatura Latinoamericana en esa Universidad, Dobry es, antes que nada, un poeta. Y cuando uno empieza a leer Una profecía del pasado, se entera de que en “la raíz” de este estudio hay otro anterior, una monografía de doctorado en la que había trabajado sobre Lunario sentimental. Dada su condición de poeta, lo esperable y aun deseable para quienes conocemos no solo su poesía, sino también sus ensayos sobre modernismo, vanguardias y poesía contemporánea, hubiera sido un libro sobre el Lunario. ¿Por qué entonces El Payador? Conjeturo que al volverse hacia ese clásico del nacionalismo, Dobry buscó poner en juego, más que su dominio de los aspectos específicos de la lengua poética, un haz de saberes vinculados, por un lado, a sus intereses universitarios, y por el otro a una particular inquietud por las dimensiones políticas e ideológicas de la operación cultural de Lugones en el contexto de las primeras décadas del siglo pasado. Esto le permite, además, enlazar con pertinencia la conmemoración del Bicentenario con algunos libros clave que celebraron el primero, entre 1910 y 1916.