Este año 2010 estimula dos debates paralelos sobre períodos históricos de dimensiones muy dispares. Por un lado, el Bicentenario permite comparar la evolución de dos siglos, desde aquella sociedad feudal tributaria de la Corona Española, pasando por la Argentina oligárquica del Centenario, hasta el actual país formalmente independiente, donde persisten múltiples dependencias y grandes desigualdades. Por otro lado, al cumplirse la primer década del siglo XXI, incita a pensar las continuidades y rupturas con los noventa del siglo anterior. En ese contexto, el debate coyuntural de este año 2010 es si estamos en presencia de un proceso nacional y popular de claras rupturas con la entrega nacional y la catástrofe social de los ’90; si se trata de un nuevo reacomodamiento de las clases dominantes tradicionales; o alguna forma intermedia entre ambas. Lo cual nos obliga a examinar las condiciones de emergencia y los elementos constitutivos del nuevo régimen de acumulación.