Ha habido importantes convergencias entre los estudiosos de la educación superior, particularmente entre quienes han abordado la cuestión desde el punto de vista de las actividades de investigación, en cuanto a que la Universidad argentina exhibió desde su mismo origen una marcada orientación de carácter profesionalista, que la convirtiera básicamente en un lugar de circulación y no de producción de conocimientos, y esto tanto por razones vinculadas a la naturaleza de la base agro-exportadora del régimen de acumulación (J.Nun) como por los rasgos culturales predominantes en una sociedad dominada por la carrera del ascenso social. La renovación académica que junto con los impulsos democratizadores fuera bandera del movimiento del '18 no logró sobreponerse a la reconducción que las fuertes demandas de credenciales de los amplios sectores medios hacían de los esfuerzos innovadores hacia los circuitos de reproducción del saber. Si hubo sin duda crecimiento de la investigación dentro de las estructuras universitarias a lo largo de la primera mitad del siglo, es difícil asignarle una envergadura que la llevara a ocupar un lugar dominante en el conjunto institucional, y en lo tocante a los casos más destacados de realización científica éstos se presentan más bien como segmentos o bolsones que como centros de articulación o irradiación de una dinámica global (el Instituto de Fisiología de B.Houssay puede servir de ilustración pertinente).
Colocada en este marco, la experiencia desarrollada en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de B.Aires (1955-66) adquiere una peculiar significación, no sólo en el abierto contraste con la fase precedente sino incluso en relación a los otros ámbitos de la Universidad en la misma época. No se trata de una tarea acotada al plano de la organización institucional en sentido estricto, sino que ha de ser descripto más bien como un programa orientado a la generación de las condiciones principales que permitan la reproducción continuada y ampliada del circuito completo de la producción y trasmisión del conocimiento. A través de un complejo repertorio de decisiones inter-dependientes (formación intensiva de recursos humanos, la indispensable articulación inter-generacional, constitución de una 'masa crítica' y su arraigo institucional temporalmente escalonado en función del avance de aquella formación, recomposición de las calificaciones y los criterios mismos de valoración empleados para la ocupación de posiciones académicas de tiempo integral que paralelamente estaban siendo creadas, definición de formas organizacionales técnica y socialmente eficaces asociadas al proyecto de departamentalización, adquisición e instalación de una actualizada infraestructura para la investigación, entre otras), se estaban generando, en la concentrada escala temporal de una década, bases materiales y mecanismos institucionales y culturales para la profesionalización de la investigación como actividad especializada y colegiada. Sentar cimientos a la vez para la profesión académica y para la profesión científica es la premisa práctica que se halla fuera de discusión para los actores.