La pregunta que motiva a la presente ponencia indaga sobre cuáles fueron las condiciones de posibilidad para que en la Argentina se pueda instalar un modelo de dólar alto, teniendo en cuenta que trajo aparejado un fuerte aumento de la pobreza y caída de los salarios, en un clima de fuerte resistencia popular expresada en constantes movilizaciones sociales. Los indicios a los que hemos podido llegar en esta sucinta investigación muestran que la estrategia no se basó en la represión directa de la protesta social ni en su criminalización –en un primer momento intentadas por el gobierno de Duhalde, en la semana previa a los hechos del Puente Pueyrredón-, sino que su efectividad consistió en poder instalar a en la población la sensación de un clima de inseguridad creciente (en la especificidad del secuestro) como “el hecho más grave de los hechos graves que han sucedido en la Argentina”. Este discurso y las prácticas que lo acompañaron tuvieron efectos de aislamiento y desmovilizadores sobre la sociedad civil. Se registra una paulatina merma de la movilización social de reclamos políticos-económicos a medida que va emergiendo una movilización social de carácter apolítico que se proclama contra la violencia entre los argentinos y en pos de la seguridad. No planteamos que ésta haya remplazado a aquélla, pero si que se percibe un desplazamiento en los temas que son percibidos como prioritarios para la sociedad.