El programa de prevención del delito juvenil "Comunidades Vulnerables" tiene como objetivo contribuir a que sus beneficiarios, varones y chicas "en conflicto con la ley o en riesgo de estarlo", construyan un "proyecto de vida alternativo al delito". Los lineamientos y acciones que el programa expresa respecto de ese proyecto suponen diferencias según se trate de chicas o de varones, e incluyen aspectos deseables y cuestionables para las configuraciones de identidades de género de ellas o ellos.
Lo que desarrollamos en este trabajo es el intento de explicitar, mediante interacciones cotidianas entre los jóvenes y el Programa o a partir de testimonios de entrevistas, el "diálogo" entre ambos en torno a lo que se considera riesgoso y cómo ello incide en la construcción de modelos de masculinidad pero también en la posibilidades concretas de que el Programa sea un vehículo de inclusión social para los varones. Las tensiones que componen este "diálogo" están atravesadas por desiguales manejos de poder y manifestarían aquella tensión descripta por Faur (2004) entre las posibilidad individuales de elección de la configuración de género y la coerción social circundante. En ese proceso hay, en términos de Fraser (1991), una interpretación de necesidades válidas y la definición de satisfactores para ellas, de las que se desprenden demandas legítimas.
Esta presentación se enmarca en un proyecto más amplio que indaga en la participación de las y los jóvenes en este programa de prevención del delito juvenil que incluye transferencia condicionada de ingresos. Me interesa estudiar las formas en las que chicas y varones se relacionan con la oferta del programa y las negociaciones que entablan con él. Asimismo atraviesa la investigación la pregunta por los procesos de inclusión y exclusión que se ponen en juego en la implementación de programas dirigidos a jóvenes de sectores populares.