Sin lugar a dudas la globalización ha transformado las formas de trabajo académico por la presencia de dos componentes: el primero, el flujo mundial de fenómenos sociales, económicos, políticos y culturales que abren nuevos dimensiones y horizontes de investigación, por ejemplo: las migraciones internacionales, el sistema financiero, la democratización de los sistemas políticos y por supuesto la estandarización de comportamientos; para entender estos procesos se requiere, indiscutiblemente, una visión global. El segundo componente consiste en el flujo internacional de conocimiento, innovación e información. Es notorio como en el mundo, se han constituido valores globales en la generación de conocimiento a través de la investigación académica. En conjunto, estos dos componentes, llamados flujos globales plantean retos en la forma de abordar los temas sociales desde la perspectiva académica.