La perspectiva biográfica, cuyo origen se remonta a los estudios de la Escuela de Chicago de principios del siglo XX, ha ido poco a poco aumentando su caudal de conocimientos. Tanto en Estados Unidos como en Europa este enfoque adquirió relevancia a partir de estudios que intentaron comprender la realidad social dando voz a los sujetos y a sus historias de vida. El espíritu del paradigma biográfico, que radica en la necesaria articulación de los mundos objetivos y subjetivos a lo largo de la temporalidad, fue así desarrollado en el marco de las ciencias sociales occidentales e incorporada en América Latina en los años 50 y 60 del siglo XX, con la intención de comprender una multiplicidad de objetos de estudio. De esta forma, se intentó conocer las problemáticas latinoamericanas con paradigmas, conceptos y métodos ajenos a nuestras realidades. La heterogeneidad cultural fue así comprendida desde valores, creencias y prácticas eurocéntricas.