El proceso migratorio que se produce con posterioridad a la disolución de la ex Unión Soviética fue enorme en relación a las críticas condiciones económicas, políticas y sociales que le quitaron a la ciencia el impresionante soporte del estado para su construcción y afianzamiento en función de las necesidades de desarrollo de la otrora Unión Soviética. Las condiciones del trabajo científico empeoraron y Rusia pierde por migración más del 15% de los científicos más talentosos, precisamente por las condiciones de atracción de los mismos por los centros internacionales del más alto nivel. En México se pone en marcha una estrategia de atracción de estos investigadores por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y de las instituciones de investigación, que abren sus puertas a los investigadores en condiciones ventajosas. De este modo, los científicos que llegaron a México no solo tuvieron condiciones de trabajo favorables sino que produjeron un efecto multiplicador en el desarrollo científico nacional con la creación de nuevas líneas de investigación que, en no pocos casos, generaron la creación de nuevos institutos o centros científicos en un marco de colectivización internacional del conocimiento.