El modelo Ilustrado se aferró a una herramienta, “La Razón”, que creyó totalizadora e infalible. En función de ella creó instituciones que creyó eternas en el marco de una dinámica progresiva. Pero su modelo reduccionista y determinista no pudo hallar respuesta a todo. Sin embargo no termina de morir o de mutar definitivamente. Mucho tiene que ver con esta larga “agonía moderna” la dinámica del sistema capitalista y las instituciones que derivan de él. Sus diferentes velocidades de transformación y mutación generan una instancia de encrucijada (Castoriadis 2005) y de derivación incierta. En este contexto es que la “Institución Arte” vive su encrucijada. La taxonómica determinación moderna y algún contra relato postmoderno (Baudrillard 2002) ha perdido la referencia a muchas actividades, que no se ajustan al universal concepto de Arte en un entorno de Realidad. Se ha tomado razón diagnóstica del proceso de disolución del Arte (Danto 2003, Deleuze-Guatari 2002, Michaud 2007), se lo ha (Goodman 1995) y se lo está problematizando en su nueva configuración (Bucks Morss 2005, Brea 2008, Bourriaud 2006).