Quizá no exista propiamente una fórmula para definir el tipo de estrategia o acompañamiento didáctico que deba emplearse para contribuir con la formación de jóvenes investigadores. Si bien existe un extensa bibliografía sobre la forma de llevarse a cabo una investigación, que va desde su etapa de planeación, su estructura de fundamentación, así como de sus diversos enfoques para enfrentar un problema de investigación y objeto de estudio, lo cierto es que en el proceso de enseñanza-aprendizaje generalmente existe una diferencia sustancial entre las maneras en que se definen los contenidos curriculares y cómo éstos son abordados por los docentes, y puestos en práctica por los estudiantes. Es decir, suele ser difícil trazar un itinerario que haga del propio quehacer investigativo el lugar desde el cual las prácticas y hábitos de quien investiga, sean lugares estratégicos para repensar y posibilitar la enseñanza de la investigación a partir del diseño de espacios de aprendizaje que vinculen la realidad vivida por el investigador, con lo provisto y previsto en el aula de cara al aprendizaje del estudiante universitario.
Esto porque en muchas ocasiones las condiciones de infraestructura como del capital humano que contribuye a la formación de los estudiantes, no necesariamente cuenta con las condiciones para pasar de la reproducción de información teórica, producto de una formación que se circunscribe al libro de metodología, al diseño de estrategias de gestión y mediación que se alimente de lo vivencial, pues muchos de los profesores de metodología de la investigación no son investigadores en la práctica, o bien, porque no cuentan con los recursos pedagógicos para tender un puente entre su práctica investigativa y el aula.
Lo que sería una enorme oportunidad para que las prácticas docentes de quien investiga maticen, transfieran, propongan actividades o estrategias de acompañamiento que, incluso, pueden llegar a ser contradictorias de algunos postulados sobre-idealizados o particularmente ideologizados por parte de círculos académicos, quienes hacen del discurso científico (adquirido sólo a través de lecturas de textos especializados) un vía-crucis, en lugar de aquella aventura que podría representar la investigación para un estudiante de licenciatura.
En esta ponencia quienes escriben, dos estudiantes en colaboración con sus profesores, analizan y comparten la experiencia recogida a lo largo de algunas prácticas investigativas, en donde han tenido oportunidad de transitar de su condición de aprendices universitarios a colaboradores en diversos proyectos de investigación, coordinados por el cuerpo académico Entornos innovadores de aprendizaje de la Universidad Veracruzana. El interés de los autores, es exponer las estrategias de formación, así como los relatos estudiantiles y docentes que puedan representar el cambio de rol en el contexto de una nueva configuración didáctica que contemple la formación en investigación desde la propia práctica investigativa.