La dimensión expresiva de las prácticas ha sido un tópico recurrente en la reflexión contemporánea. La semiótica se ha ofrecido como un campo interesante y productivo a la hora de pensar diseños metodológicos flexibles y creativos, más aún cuando la interrogación social se fija en torno a las percepciones, sensaciones, emociones de los agentes sociales. Dicha disciplina implica reconocer un conjunto de conceptos y operaciones destinadas a comprender y explicar cómo y por qué un determinado fenómeno adquiere una determinada significación, en un contexto especifico. Pero la reflexión sobre la dimensión expresiva va más allá e implica reconocer que muchas de las técnicas de investigación implican un tipo de relación social basada en el diálogo entre dos o más participantes (sea el cuestionario, la entrevista, los grupos de discusión, etc.), siendo este una mediación fundamental para la posterior comprensión de los datos cualitativos producidos. Ello se vuelve aún más significativo en contextos en los que múltiples mediaciones (tecnológicas, burocráticas, etc.) forman parte de nuestra vida cotidiana y conforman nuestra experiencia y por ende, lo que entendemos por realidad.
El presente trabajo pretende instalar algunas reflexiones en torno a la dimensión expresiva de los diferentes fenómenos socio-culturales, haciendo hincapié en la importancia de los mismos a la hora de pensar las estrategias y diseños metodológicos de todo proceso de interrogación social. Entre los puntos a trabajar podemos enumerar: 1) Aproximación, caracterización y delimitación de la dimensión expresiva de las prácticas sociales. La expresividad en el “investigador” y el “investigado”; 2) Sociosemiótica en contextos de mediatización.