La educación colombiana se encuentra en un paso de transición de un modelo de integración a uno de inclusión de los estudiantes; acción que busca que la escuela se dinamice y la gestión escolar responda a las condiciones exclusivas de cada estudiante. Cabe señalar que la inclusión significa entonces, atender con calidad, pertinencia y equidad las necesidades comunes y específicas que cada población presenta; sin embargo para que esto sea posible es indispensable que el sistema educativo defina y aplique las concepciones éticas que dieron lugar a la inclusión como un asunto de derechos y desarrollo; lo que significa implementar estrategias de enseñanza flexibles e innovadoras que reconozca los estilos de aprendizaje y las capacidades de los estudiantes, ofreciendo distintas alternativas de acceso al conocimiento y evaluando los diferentes niveles de competencia.