En este trabajo nos proponemos reflexionar en torno de la propia experiencia corporizada de investigación, a partir de los límites y tensiones que produce la elaboración vivencial del diseño de investigación cualitativo, del trabajo de campo y la realización de las entrevistas en profundidad a mujeres sanadoras.
Es a partir de la reflexividad feminista, situada, encarnada, que la experiencia de sanación de las/os integrante del equipo de investigación se manifiesta significativa, de allí la relevancia de la autobiografía, la escritura en primera persona, y el reconocimiento del potencial cognoscitivo de la experiencia corporal, y los esfuerzos por afianzar una estrategia metodológica que permita registrar (dar forma textual) y hacer consciente el cuerpo, que sacuda los cimientos tradicionales discursivos de la ciencia, y presente medidas de protección frente al saqueo metodológico y el extractivismo epistémico / cognitivo.