Abordar el campo de las migraciones es entrar en un itinerario por demás excitante, puesto que las formas y sus direcciones se encuentran en el plano de lo indescifrable, en ello se conjuga una suerte de acertijos para su posterior investigación.
El presente trabajo tiene por objetivo descubrir el entramado social y cultural de unos pocos africanos que llegaron al país desde distintos lugares del continente negro, los recién llegados al territorio argentino provenientes de países como Senegal, Malí, Nigeria y Costa de Marfil dan cuenta de ello. Durante las entrevistas hicieron hincapié en sus condiciones por demás culturales, es por eso que queremos ingresar en el imaginario social de los nuevos “visitantes”. Este desafío nos lleva a indagar la cultura nativa africana por excelencia (en la Argentina hay pocos negros), una vieja frase por demás vetusta y que ha pasado a ser demodé.
El ingreso permanente de inmigrantes africanos al país (desde hace poco más de cinco años) pone de relieve la arenilla fronteriza y la peculiar política abierta para con los nuevos (metecos). Asimismo, vemos cotidianamente el pequeño aluvión africano, quienes hacen sentir su presencia, por demás característica, no solo por su color de piel sino también por su “cultura” vestimenta, música y los colores que tanto aprecian para darle mayor tonicidad a la vida.“El sol es rojo o amarillo”, me dijo Yoel, quien juntamente con Amerighian, Didu y Marcell me abrieron las puertas de su hogar para poder hablar sobre el tema y, aunque fueron un poco reservados, me hicieron sentir cómodo. Éstos oriundos de Costa de Marfil se encuentran en una situación de ilegalidad , pero con la esperanza y los sueños de quedarse definitivamente. Tienen una enorme alegría dado que el país que los recibió no les puso trabas a su llegada, así como tampoco a su permanencia: sienten que a diferencia de otros lugares no son perseguidos, aprecian y les gusta el tipo europeo argentino, su cultura, la diversidad de alimentos y su geografía.
Sin embargo, el prejuicio de la sociedad receptora empieza por preguntarse de dónde vienen, cómo llegaron, a dónde se asientan y a qué se dedican (está a la vista que la mayoría de ellos se desplaza con sus portafolios, vendiendo bijouteries y relojes); asimismo, el componente social de los recién llegados conforma una cohesión particular organizada por los proveedores de la “felicidad africana”, quienes se encuentran en sus países de origen -son los verdaderos reclutadores de hombres para la gran aventura-.