Para comprender las dinámicas territoriales actuales, la pluralidad de actores sociales involucrados, sus interconexiones y las diversas dimensiones del territorio, evidencian la complejidad que se asume en la investigación geográfica de un lugar. Esto obliga a abordar su estudio mediante ideas integracionistas, referidas a la posibilidad/necesidad de complementar y/o usar conjuntamente estrategias metodológicas cualitativas y cuantitativas. En otras palabras, se requiere la articulación, tanto metodológica (uso de multiestrategias), como teórica, de investigadores y/o de los datos para lograr una mejor aprehensión de la realidad, ya que de estas relaciones emergen valiosos aportes, problemas y aprendizajes. Al respecto, en los estudios territoriales que apuntan a la intervención, es fundamental considerar los saberes de los diferentes sujetos sociales. En tal contexto surge como alternativa la ecología de los saberes (Boaventura de Sousa Santos, 2007), una nueva metodología de investigación y extensión que privilegia la interactividad sobre la unilateralidad y propone un intercambio entre quienes poseen el conocimiento científico y aquellos sectores de la población que poseen otros tipos de conocimiento, como saberes sociales, saberes populares o saberes artísticos.