La situación de pobreza y su manifestación en diversas problemáticas vinculadas a la mal nutrición han generado en los últimos años una serie de respuestas desde los distintos organismos políticos tendientes a plantear programas alimentarios que, a pesar de reproducir muchas de las falencias presentes en los anteriores, incluyen también algunas situaciones “novedosas” como la promoción de la seguridad alimentaria y nutricional a nivel familiar. Dicho nivel de intervención (la familia) difiere del apoyo directo a los individuos, sea su situación de comensalidad colectiva (comedores, copas de leche y merenderos comunitarios) o familiar. En el intento de reconocer esta nueva modalidad que asumen las políticas alimentarias, este trabajo presenta un enfoque de evaluación basado en las estrategias familiares de consumo que fuese aplicado a un programa de asignación de módulos alimentarios en forma de vales intercambiables por mercadería.