Dos preguntas estructuran esta ponencia: primero, qué es una arqueología; segundo, cómo se hace una arqueología. Por supuesto que una no es sino el reverso de la otra: una arqueología no es sino el producto del proceso que hace una arqueología. Esta unión de dos preguntas en una, que puede parecer o bien trivial o bien absurdo, permite en realidad introducir el otro meollo de la investigación: esta no es sólo una ponencia sobre la arqueología como metodología, sino también (e inevitablemente) una ponencia sobre las implicancias epistemológicas de la arqueología, la ontología en que se sostiene, las relaciones que establece entre los discursos, su proximidad o distancia con las epistemologías más frecuentes en las ciencias sociales. Para responder esas dos preguntas que son una presento a la arqueología del saber en sus tres aspectos (que no son sino facetas de lo mismo): la arqueología como análisis del discurso, la arqueología como análisis de documentos, y la arqueología como análisis histórico.