Una investigación antropológica sobre el pasado reciente obliga a poner en práctica una serie de variados recursos metodológicos que exceden con amplitud la ortodoxia disciplinar. En efecto, la posibilidad de desarrollar una etnografía sobre eventos pasados coloca al investigador frente al dilema de apelar a técnicas de recolección de datos más ligadas a otras disciplinas, como la historia, y a poner en práctica un trabajo de campo multidimensional en donde las categorías convencionales (como casa y campo) parecen perder relevancia. La investigación que se está llevando adelante no contiene mayoritariamente experiencias de campo convencionales que puedan reclamar de forma prioritaria la autoridad etnográfica experiencial del aquí y ahora. Por el contrario, se nutre en gran parte de los recuerdos de aquellos protagonistas que formaron parte de una experiencia universitaria (una carrera de antropología dictada en la Argentina entre 1969 y 1977) en un ámbito institucional preciso (la Universidad de Mar del Plata). En este caso además, se trata de una investigación que está vinculada con el pasado traumático de la Argentina, definido a partir del terrorismo de estado, más allá de que se refiera prioritariamente a antropólogos cuyas trayectorias se pretende objetivar en complejos procesos que envuelven no sólo sus narrativas personales y profesionales.