La primera referencia expresa a la ‘observación participante’ aparece en una obra denominada Social Discovery: An Approach to the Study of Functional Groups, escrita en el año 1924 por Eduard Lindeman, un experto en educación de inspiración pragmatista. En realidad, Lindeman emplea la expresión ‘Participant Observer’(observador participante), y lo hace en un sentido diferente al actualmente corriente en la metodología de la investigación social. En efecto, observador participante no era para él el investigador que se involucra en el medio social objeto de indagación, que recurre a la observación “en directo” y comparte experiencias (participa) con el fin de explorar y comprender los significados que los actores construyen y le asignan a su mundo. Se trataba en cambio de un nativo que en virtud de su pertenencia “natural” al grupo estudiado podía ser reclutado por el investigador para informar acerca de sus características, una definición mucho más cercana a lo que en la actualidad consideraríamos un “informante clave.” A pesar de haber introducido la expresión, las versiones más tradicionales de la historia sociológica suelen atribuirle a la Escuela de Chicago, y no Lindeman —que vivió y enseñó en Chicago en la época fundacional de la Escuela pero sin ser miembro de ella—, el lugar central en el desarrollo originario de la observación participante y, aún más en general, de los métodos cualitativos de investigación social (Taylor y Bogdan, 1986; Forni, 1992; Vasilachis, 1993; Denzin y Lincoln, 1994).