Los movimientos migratorios constituyen una especie de barómetro de las distintas circunstancias socio- económico- políticas, ellas mismas en transformación permanente, a nivel nacional e internacional, siendo muestra de las disparidades entre el lugar de origen y el de llegada. Resultado de todo ello, muchas sociedades presentan una creciente diversidad cultural, en la que cohabitan grupos humanos diferentes bajo un mismo orden político y social. Paralelamente a ello, la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural (2001) considera a la misma como una de las fuentes del desarrollo. Todo ello coloca a la producción de conocimiento acerca de la diversidad en general y de la diversidad étnica en particular – especialmente la migración - en el contexto de una ética intercultural que surge desde nuestra sociedad y a su vez la moldea. El presente trabajo tiene la intención de reflexionar sobre la construcción de conocimiento pertinente sobre la migración desde una reflexión ético- filosófica.