Es intención de este trabajo el análisis, reflexión y crítica acerca de la torrencialidad, una problemática recurrente y aun sin solución en Tucumán. Durante el verano 1999-2000, una vez más, la población debió resignarse a padecer la pérdida de bienes materiales, roturas de calles, cañerías dañadas y al descubierto por el socavamiento de las aguas, roturas de defensas, etc., como consecuencia de la torrencialidad, efectos que pudieron verse atenuados si se hubieran implementado acciones estratégicas y una efectiva capacidad de respuesta, especialmente por parte de los organismos oficiales y de las autoridades responsables. A causa de este proceso, los habitantes de algunas zonas urbanas y suburbanas de Tafí Viejo sufren los efectos de la torrencialidad como un "desastre" (Reboratti), por el gran impacto que ejerce en la sociedad local, provocando una desorganización de la misma.