Los debates que se llevan a cabo en la Comisión de Descolonización de la ONU, parecen mantenerse frente a situaciones de hecho que antiguas potencias coloniales (Francia, Gran Bretaña, Países Bajos...) minimizan y justifican. Presentado el problema en estos términos, cargar contra contados casos de pequeños territorios insulares acusándolos del pecado del colonialismo parece insinuar situaciones de una gravedad que, en apariencias, no es tal. Por el contrario, el análisis profundo de cada uno de estos casos y su localización en una realidad compleja vinculada a los mecanismos del poder hegemónico nos abre la puerta para iniciar un análisis que explique su subsistencia. Para ello cabe iniciar una clasificación de estos casos, basado en las causas profundas del mantenimiento de las formas coloniales, las actitudes asumidas por las potencias coloniales tradicionales, así como la que lleva a cabo la visión geoestratégica de los Estados Unidos. Cuestiones como la posición espacial de estos enclaves insulares, su vinculación con áreas potenciales o actuales de conflicto o su localización en rutas comerciales estratégicas resultan tan significativas como su ubicación en reservorios de recursos naturales o la posibilidad de ser reconvertidas en paraísos fiscales. Pero además, resulta de sumo interés poder ubicar esta realidad en los estudios sobre el poder territorial mundial, basados tanto en los trabajos sobre la hegemonía dentro de los sistemas mundo de Wallerstein, como en la teoría de los ciclos sistémicos de acumulación de Arrighi; esto sin perder de vista el carácter general de los espacios geográficos planteados por Lefebvre. Este trabajo significa sólo el comienzo de un análisis más profundo a ser desarrollado sobre los postulados del mismo.