En África, la crisis de la democracia, nace de la crisis del Estado, un Estado autoritario políticamente liberticida y económicamente improductivo. Es preciso la reconstrucción del Estado, el fortalecimiento de sus capacidades institucionales, administrativas y de gobierno, es decir el “ajuste institucional”, junto a la recuperación de su legitimidad y de sus funciones de soberanía. Desde 1990 hasta la actualidad se han celebrado elecciones municipales, legislativas y presidenciales en la casi totalidad de los países africanos. Las elecciones aparecen como meras formalidades para legitimar el poder confiscado bajo la excusa del orden público o de la integridad territorial amenazado, además de no disponer muchos Estados africanos de capacidades administrativas e institucionales para organizar elecciones fiables en un contexto de escasez de estadísticas electorales (Kabunda,2004).