En el marco del proceso de reestructuración económica internacional y en función de la consolidación de los bloques económicos competitivos, se han establecido facilidades y restricciones comerciales, en relación al pasaje de mercaderías, que han planteado la necesidad de nuevas rutas para el transporte de cargas y que llevaron a la formulación de nuevas obras de infraestructura, inscriptas dentro de proyectos más generales de corredores internacionales de cargas. Si bien los proyectos de integración física en el Cono Sur han venido desarrollándose desde el siglo pasado, las iniciativas que actualmente están en marcha difieren sustancialmente de las formuladas en épocas pasadas. El presente trabajo se analiza las nuevas formas de gestión de estos proyectos, y especialmente el rol del Estado, a través de dos casos, uno finalizado, el Puente Santo Tomé-São Borja, y el otro, el Puente Rosario-Victoria, en construcción. En ambos casos, se han flexibilizado los mecanismos de gestión de manera de adaptarlos a los requerimientos de rentabilidad de los inversores privados, independientemente de las demandas regionales que dieron origen a los proyectos formulados.