El interés por la promoción del cultivo de soja se fundamentó entre otros por ser el único rubro agrícola de clima templado con situación deficitaria. La situación se fue incrementando a mayor ritmo que el propio de la demanda interna y paulatinamente se fueron generando precios internos inferiores a los del mercado externo; de esta forma y sin mayores perturbaciones ni situaciones críticas, Argentina se fue convirtiendo en un país exportador de soja. Es interesante señalar que mientras en 1970 se consignan superficies cultivadas con soja en 7 provincias, para 1990 son 15 las que detectan su cultivo habiendo aumentado el área 167 veces (de 37.700 has. en 1970/71 a 5.100.000 en 1989/90). No obstante su gran expansión la soja no fue un cultivo complementario sino fundamentalmente sustitutivo de otros cultivos ya que su incremento no contribuyó al aumento total del área sembrada a nivel nacional y tampoco ocupó mayoritariamente áreas marginales.