El quinto golpe de Estado estuvo al mando del general Juan Carlos Onganía (1966-1970), un militar que puso en el poder a varios funcionarios de la extrema derecha católica, que hundía sus raíces en el nacionalismo de los años treinta y cuarenta. Uno de los grupos más influyentes fue el de la Cité Catholiqué o CC, una organización de origen francés. De la CC se destacó el sacerdote Georges Grasset, quien fuera capellán del ejército francés en Argelia y guía espiritual de la OAS. A fines de los años cincuenta constituyó la “Ciudad Católica” en Argentina y fundó su órgano de difusión, la revista Verbo, a cargo de Mateo Roberto Gorostiaga. Estuvieron con él otros referentes importantes del nacionalismo católico como Roberto Pincemin, Juan Carlos Goyeneche y el coronel Juan Francisco Guevara. La Ciudad Católica llegó a implantar numerosas células en el seno de las guarniciones militares (Selser, 1973; Rouquié, 1986; Robin, 2005; Ranalletti, 2009). Estos militares y civiles comenzaron a encontrarse en los llamados “cursillos de cristiandad” y de acuerdo con Gregorio Selser (1973), hubo tres generales que participaron de su creación: Eduardo Señorans, Francisco Imaz y Eduardo Conessa.