Carabineros de Chile, desde su fundación en 1927 se consolidó como la principal institución encargada de velar por el cumplimiento de las leyes y el mantenimiento del orden público al interior del país. La trayectoria histórica de la policía uniformada chilena durante el siglo XX estuvo marcada por dos procesos fundamentales: una progresiva militarización de sus cuadros, manifestada tanto en el carácter jerárquico de su organización como la injerencia de las FF. AA en la instrucción del personal (Maldonado, 1996, p.86); y la ruptura de su compromiso con la legalidad y los principios democráticos durante la dictadura militar entre 1973 y 1990. Durante el régimen dictatorial, la represión política llevada a cabo por Carabineros incorporó varias dimensiones que conjugaron aspectos materiales de terrorismo de Estado con un entramado teórico/representacional que le dio sustento. En concordancia, las dinámicas de amedrentamiento y persecución se caracterizaron, principalmente, por los siguientes factores: un gran despliegue de recursos materiales en la sofocación de manifestaciones públicas de oposición, el desarrollo sofisticado de funciones de contrainsurgencia, y el establecimiento de una red de colaboración con los otros organismos represivos del Estado, como la Dirección Nacional de Inteligencia, su sucesora desde 1977, la Central Nacional de Informaciones, y las demás unidades de inteligencia de las FF. AA.