Freud, en una conferencia pronunciada ante un público de no analistas que llamó Los caminos de la formación de síntomas, presenta la paradoja esencial que separa al psicoanálisis de cualquier otro tratamiento de palabras: "Los sucesos infantiles evocados o reconstituidos por el análisis son tan pronto incontestablemente falsos como no menos incontestablemente reales, y en la mayoría de los análisis se presentan como una mezcla de verdad y mentira." El síntoma es así una ficción verdadera que es tanto un conflicto como una solución, en la medida que representa una doble sustitución, tanto de la idea reprimida como de sus afectos en efectos de satisfacción. En términos de Lacan, se trata de orientarse por lo real en juego de esa molécula estructurada por una envoltura significante que encierra un núcleo goce.