El método no convencional más promisorio para almacenar hidrógeno es el que emplea aleaciones metálicas, el cual se está desarrollando desde hace más de cuatro décadas cuando Libowitz et al., Reilly et al., y Van Vucht et al., encontraron una forma para solucionar el problema que existía en aquellos tiempos de la alta estabilidad térmica de los hidruros metálicos.
Por otra parte, una alternativa muy reciente es el almacenamiento de hidrógeno en nanotubos de carbono (CNTs). Los primeros reportes de almacenamiento de hidrógeno a través de este método fueron dados por Dillon en 1997. Todas las investigaciones realizadas sobre almacenamiento de hidrógeno pueden ser divididas, según el método utilizado para almacenar el gas, en dos tipos. El primer método utilizado y el más simple consiste en almacenar hidrógeno desde la fase gaseosa. El otro método es el electroquímico y el único empleado en este trabajo. En este procedimiento, el material almacenador de hidrógeno (CNT) es usado como electrodo de trabajo en una celda electroquímica, que generalmente tiene un arreglo de tres electrodos. El hidrógeno es absorbido y desorbido electroquímicamente en el electrodo de trabajo. El almacenamiento electroquímico de hidrógeno fue realizado por primera vez por Nützenadel y colaboradores, utilizando nanotubos de pared simple (SWNTs) y de varias paredes (MWNTs), ambos de origen comercial.