Aproximarse al estudio del humor como una forma de resistencia significa, en primer lugar, pensarlo como una estrategia capaz de recuperar y sostener la vida. Durante el terrorismo de Estado pinochetista, Chile fue dos países; de esto, dos tipos o estamentos civiles se perfilaron en polaridad: por una parte, un chileno privilegiado por la dictadura, complaciente y plenamente incluido con sus principios, que se hizo parte ideológica y, sobre todo, económicamente de ella (gozando, hasta hoy de los beneficios del neoliberalismo salvaje) y, por otro, el de los sectores poblacionales pobres, que percibió de manera directa y masiva la incertidumbre, el autoritarismo, el miedo y exclusión violentos. Entre ambos, las extensas capas medias-medias o medias-bajas fueron el modelo del conformismo acrítico y el disciplinamiento. En éstas, se ahogó toda voluntad y fue la autoanulación su principal signo social. Los 17 años de dictadura afianzaron cada uno de estos perfiles sociales. Lo más invasivo y violento, durante todo ese período, se vivió reiteradamente en poblaciones emblemáticas de la resistencia popular en Santiago de Chile. La Bandera, La Victoria, Lo Hermida, José María Caro, Villa Francia, por citar algunas, constituyeron un campo social atravesado por la vigilancia, la delación, la persecución, la tortura y, en muchísimos casos, la muerte. En paralelo, sus pobladores debieron desarrollar una cultura de la sobrevivencia. En este marco, se apuesta a que la risa y el humor fueron, entre otros, dos principios que construyeron un tejido que hoy, permiten leer las claves del sentido simbólico de éstos como alegoría de la vida y de su crianza.
No es fácil pensar acerca de la risa sin tocarse con algo que otros ya han reflexionado. A pesar que representa un campo con menos estudios y posiciones teóricas – comparado con otros fenómenos humanos – no es un espacio ignoto. Figuras universalmente célebres, como Aristóteles, Aristófanes, Erasmo, Joubert, Rabelais, Bergson, Nietzsche, Freud, Bajtín, por dar algunos nombres, se han ocupado de ella. Resulta entonces complejo descubrir y sorprender con novedosos aportes. Frente a este panorama, el propósito central de la investigación“¡Al mal tiempo, buena cara! La cultura cómico-popular en algunas poblaciones de Santiago de Chile: 1973 – 1990”, pasa por reconstruir la expresión de la risa como forma de resistencia vital, emocional y libertaria contra el terrorismo de Estado. En cuanto mecanismo de compensación del sufrimiento y del dolor, una hipótesis de este tipo tampoco resulta extremadamente singular. La risa, por ende, formaría parte central de una manera de contrarrestar la angustia. Nietzsche ya lo había afirmado en los términos siguientes: “El hombre sufre tan terriblemente en el mundo, que se ha visto obligado a inventar la risa”.