La “Biblioteca Humanior del Americanista Moderno”, dirigida por José Imbelloni e iniciada en 1936, aspira a profundizar la expansión de la americanística en el mercado masivo, aunque también implica una disputa por el monopolio de la definición de la disciplina, frente a otras epistemes y a otras posiciones ideológicas de enunciación. En especial, frente a la filosofía, la literatura y la historia, Imbelloni advierte que solo el antropólogo puede exhumar y reconstruir correctamente los fragmentos de la verdad arqueológica que descansa bajo las representaciones imaginarias de la historia. A la vez, Imbelloni diversifica sus intervenciones intelectuales, preservando para Humanior la ilusión de su autonomía o neutralidad cientificista respecto de la política. Esta ponencia se centra especialmente en la figura de Imbelloni y en su Libro de las Atlántidas, el volumen de su colección “Humanior”, que edita con la colaboración de su discípulo Armando Vivante en 1939. Allí, a la incursión filosófica en la antropología por parte de José Ortega y Gasset en Las Atlántidas (1924), Imbelloni responde con una incursión antropológica en el campo de la filosofía, pugnando por la legitimidad más alta de la antropología científica.