En el cap. 24 Libro I de El Capital (EC) Marx llama acumulación originaria (AO) al proceso histórico de escisión entre productor y medios de producción, mediante los cuales el capital fue concentrándose en pocas manos y se les arrebata a los productores directos los medios de producción. Este proceso ocurre de forma violenta -“la historia de esta expropiación de los trabajadores ha sido grabada en los anales de la humanidad con trazos de sangre y fuego”- transformando a los productores directos en trabajadores libres, vendedores de la fuerza de trabajo. Desde esta perspectiva, la AO configura la prehistoria del capital y el modo de producción correspondiente. Lo cual revela que 1) el capitalismo no podría haberse desarrollado sin una concentración previa de capital y trabajo; 2) sin la separación de los trabajadores de los medios de producción. Ahora bien, si Marx examina la AO desde el punto de vista del proletariado asalariado de sexo masculino y el desarrollo de la producción de mercancías, Silvia Federici (2016)lo hace “desde el punto de vista de los cambios que introduce en la posición social de las mujeres y en la producción de la fuerza de trabajo” (pp. 19-20). De allí que su análisis incluya una serie de fenómenos que están ausentes en el análisis de Marx de la AO, y que son sumamente importantes para la acumulación capitalista.