En los últimos treinta años se ha desarrollado en el ámbito de la historiografía de la filosofía una corriente de revisión y crítica al modo canónico de presentar la historia de la Filosofía Moderna. Esta presentación se encuadra dentro de lo que Knud Haakonssen ha llamado el "paradigma epistemológico" que se caracteriza por el hecho de considerar que "la" verdadera filosofía se relaciona con el problema del conocimiento y que en la Modernidad, los filósofos se dieron cuenta de ello, entendiendo al conocimiento en términos de procesos mentales individuales. Ambos rasgos, el individualismo y el mentalismo, se convirtieron en supuestos dominantes que marcaron las subsiguientes interpretaciones de la historia de la Filosofía Moderna. A su vez, dentro del paradigma epistemológico se suelen distinguir dos corrientes, que se presentan como contrapuestas: racionalismo y empirismo.
A partir de los reiterados cuestionamientos a la dicotomía empirismo/racionalismo de los últimos años, han surgido en algunos casos nuevas distinciones binarias para reemplazarla, como la que propone Peter Anstey entre filosofía especulativa versus experimental, argumentando que resulta más adecuada que la de empirismo/racionalismo para comprender las prácticas filosóficas de la Modernidad, entre otras razones, porque era aquella que empleaban los propios pensadores modernos.
En lo que sigue, nos proponemos pensar la relación entre la razón y la experiencia en la filosofía de Hume partiendo de la distinción especulativo/experimental, para determinar hasta qué punto esclarece o dificulta la comprensión de lo que el autor sostiene al respecto. Buscaremos mostrar que el pensamiento de autores denominados "empiristas" como Hume no prescinde de la especulación, por lo que el empleo de una clasificación binaria se vuelve un obstáculo para su interpretación.