El incendio ocurrido la noche del 30 de diciembre de 2004 durante un recital de rock del grupo Callejeros que se desarrollaba en un local conocido popularmente como “Cromañón”, ubicado en el barrio de Balvanera (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), provocó la muerte de 194 personas (en su mayoría jóvenes y adolescentes) y dejó centenares de heridos. Esto representa una de las peores tragedias no naturales de la historia argentina. Cromañón como “hecho de carácter criminal” dio lugar a un movimiento social heterogéneo, complejo y controvertido (Svampa 2008) encabezado por los padres de los fallecidos, los sobrevivientes y otros involucrados que, en su mayoría, no poseían experiencia participativa. A partir de la “tragedia” y aunados por el dolor y la pérdida, se forjó un movimiento que lejos de estar constituido por sujetos colectivos homogéneos, como alguna vez aseguraron las ciencias sociales al pensar la acción colectiva (Schuster 2005), se conformó como un espacio heterogéneo que produjo reacciones ambivalentes y rechazos (Svampa 2008), a causa de algunos errores cometidos, y en mayor medida como consecuencia de la manipulación informativa de los medios de comunicación, que además de pronunciar la desfragmentación en el seno del movimiento, criminalizaron a diferentes sujetos del mismo. Esto logró invisibilizar diversas actividades políticas y culturales y desacreditó a todo el movimiento que igualmente continuó luchando en pos de la justicia y la memoria, para que Cromañón no se repita.