En Argentina el estudio del pasado reciente ha tenido por objeto principalmente las experiencias represivas de la dictadura militar instaurada a partir de 1976. Sin embargo, tanto los límites temporales como los objetos de reflexión de este campo son difusos y se encuentran en discusión. La problematización de las periodizaciones en la Historia Reciente argentina ha sido abonada por diferentes líneas de investigación que han propuesto trazar un “continuo semilineal” (Franco, 2011:34) desde 1966. Esta ponencia se inscribe en las lecturas que ponen en discusión la idea de que el golpe de 1976 constituyó una “fractura histórica” (Franco, 2011: 32; Águila, 2013).
Por el contrario, se considera que puede proponerse una cronología amplia que comienza con el golpe de Estado de 1966 y se extiende hasta la transición democrática inclusive. A su vez, en los últimos años, gracias a la apertura de nuevos archivos, la Historia Reciente ha incorporado al interés por las experiencias de las víctimas, el estudio de las vinculaciones entre las diferentes agencias estatales, las prácticas de sus burocracias y la represión. En este sentido, el estudio de las dinámicas de las agencias estatales devela que la lógica de la represión “responde menos a la dinámica democracia-dictadura que a la de promulgación-derogación de leyes represivas” (Funes, 2007:136). De esta manera, estas investigaciones ponen en cuestión la idea de fractura dictadura/democracia como clave interpretativa para explicar las continuidades en el desarrollo de los aparatos represivos, en la legislación que los regula y las prácticas que desarrollan los actores.