Del conjunto de población existente hacia fines del siglo XIX sólo un reducido grupo de la gente de “color” pudo mantener la propiedad de estas tierras. Los mismos presentaban perfiles demográficos particulares y habían tenido cierto protagonismo en la vida política de la comunidad. A partir de estas comprobaciones empíricas fue alimentándose la hipótesis de que determinados comportamientos demográficos y formación de vínculos posicionó mejor a unos que otros, permitiéndoles incluso el reconocimiento de sus derechos como propietarios una vez avanzada la privatización. Es esta hipótesis el nudo central que se toma en esta ponencia, a través de un estudio sociopoblacional de la zona, del análisis de tendencias demográficas en el largo plazo, de la reconstrucción del tejido étnico de sus habitantes, del estudios de los vínculos logrados por los comuneros y del desarrollo de un caso particular, la familia Guaisman.