La vitivinicultura mendocina se ha desarrollado en nuestra provincia desde que los españoles llegaron, cuando se introdujeron los primeros cepajes y ha sufrido un proceso de cambios profundos, al incorporar a todo el elemento humano que habitó en este terruño, y al adaptarse a las condiciones propias de esta región. De todo este proceso de transformación, ha quedado un registro icónico muy valioso, que permite reconstruir las etapas del desarrollo industrial desde sus primeras prácticas hasta la instalación de la bodega de tipo industrial. Recorramos el devenir histórico de ésta, la industria madre de Mendoza, con un dejo de nostalgia y dejemos que nuestros ojos vean, más allá de la imagen tradicional, al indio, al criollo y al gringo desarrollar sus labores para obtener del racimo, su aventura, de tintos, blancos y claretes.