La historia de los Quilmes es una historia amarga, si se nos permite un calificativo no muy académico. Pero no es distinta a la de muchos otros pueblos, etnias, razas o comunidades (según el término que quiera emplearse de conformidad con la ideología, la época o el medio del enunciante), que fueron circunstancialmente vencidos por otro y luego sometidos a diversas medidas punitivas, entre ellas el extrañamiento. Basta recordar los exilios a los que fue sometido el pueblo protagonista de la Biblia para encontrar un ejemplo. O las expulsiones en masa decretadas por Felipe II contra los residentes de origen árabe de la península ibérica. De manera que no debe extrañar el violento desarraigo a que fue sometida la población de los valles calchaquíes conocidas como Quilmes o Kilmes luego de haber sido sometidas por hambre al sitiar su fortaleza, en las estribaciones de la sierra del cajón, pared occidental que limita los mencionados valles.