El siglo que fenece fue testigo del nacimiento del Derecho Procesal sistemático, que desde sus albores en 1903 cuando Chiovenda formula su famosa prolusión en el curso del Bologna, "L' azione nei sistema dei diritti", transitó un largo camino de afirmación y desenvolvimiento que llevaron a instalar, en el pensamiento doctrinal primero y prontamente en las instituciones legales, toda una concepción sistemática y científica, sostenida en los principios fundantes -la "trilogía estructural"- de jurisdicción, acción y proceso. El pensamiento chiovendiano -de reconocidas raíces germánicas- planteó un profundo cambio conceptual que hacía emerger problemas nunca antes observados, y demostró la autonomía de la ciencia del proceso, instancia superadora del procedimentalismo y del método de la exégesis.