Todo el drama Enrique IV tematiza la idea de la inestabilidad de lo humano, "el tiempo corrompe, infecta, contamina y desfigura los desarrollos futuros, y, muy a menudo, se frustran las esperanzas de los agentes humanos" (Pugliatti 67). B. T. Spencer ha señalado acertadamente que el texto trabaja con cierto detenimiento dos aspectos del tiempo: el presente que se resuelve con premura hacia un futuro y un pasado que, de diferentes modos, reaparece en el presente.
El tiempo y la discusión sobre él es un elemento constitutivo del desarrollo de todo el drama. Prácticamente ninguna escena de la primera parte deja de hacer alusión a la problemática y la segunda parte intensifica la observación del peso del tiempo sobre los seres humanos y sobre todos sus emprendimientos. Aún las escenas de la vida de la taberna, aunque tratan de ignorar el paso del tiempo están bajo su imperio. Todos los personajes, mucho más aquellos que revisten cierta seriedad, son conscientes de que la "vida humana está condicionada por el tiempo, pasado, presente y futuro" (Spencer 397).