Dos escrituras, a menudo tildadas de irreales, la escritura de Conrad a menudo en el límite con la novela de aventuras y el romance, los cuentos de Borges censurados porque sus relatos no tienen en apariencia nada que decir sobre la realidad, la historia o la política cristalizan en el préstamo, la apropiación y la resignificación constelaciones de significados que constituyen ficciones más complejas. Ambos, Conrad y Borges, arteramente utilizan su arsenal retórico y sus verosímiles para construir no una imagen sin grietas, una certeza sino más bien una interrogación. Ficciones surgidas de la historia e historia hecha de la ficción.