La endocarditis infecciosa (EI) es una infección endovascular poco frecuente pero de gran gravedad, cuyo pronóstico ha mejorado por los avances en el diagnóstico y tratamiento, pero continúa presentando una gran importancia la prevención de la infección, aunque en la actualidad aún persisten muchos interrogantes sobre el modo de realizarla. Las primeras recomendaciones surgieron hace más de 50 años y han sufrido transformaciones en función del tiempo, pero quizás los cambios más importantes se producen en los últimos documentos emitidos. En la actualidad existen algunas discrepancias entre las recomendaciones de las Sociedades Científicas con relevancia en nuestro medio (americana, europea y española), lo que es fácil de comprender si tenemos en cuenta que no hay una evidencia científica consolidada en muchos aspectos de su implementación.