La transformación neoliberal en los casos de Colombia, México y Perú, además del caso chileno, son las experiencias más radicales impulsadas en toda América Latina en la década del noventa. Su carácter ininterrumpido obedece a la incapacidad de las fuerzas sociales locales de resistir dicha transformación, salvo algunos grupos económicos u organizaciones gremiales, y de una modalidad autoritaria de liderazgos que impulsan las reformas. El crecimiento alcanzado en las últimas décadas, que entre otras cosas, constituye grupos económicos locales altamente internacionalizados, permite el aterrizaje de grandes multinacionales y reduce en forma acelerada la pobreza e indigencia extrema. Pero la incapacidad de constituir un mercado de trabajo formal y calificado, dificulta la constitución de grupos medios y asalariados, con capacidad de incidir en la orientación de la acción estatal y/o empresarial, y en la distribución del crecimiento económico alcanzado.