Por varios motivos despierta interés este libro. Su autor, se sabe, es una de las figuras que le dio tono sino a la historiografía que empezó a consolidarse con el derrumbe de la última dictadura, a la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, uno de los epicentros de esa renovación. También a la de Historia del Arte. Sus temas fundamentales de investigación no tuvieron ni tienen a la Argentina como preocupación principal y, aunque es mucho lo que ha cambiado desde que José Luis Romero realizó aportes destacados a la tardía historia medieval europea, también él se mueve con seguridad entre bibliotecas que no están a nuestro alcance. A la par, desde hace unos años que no sorprende topar con Burucúa en las páginas de alguno de los principales diarios, señal de que lo atrapa el reconocimiento público.
Una de las impresiones que deja Excesos lectores, ascetismos historiográficos es que su autor se siente muy a gusto en su situación, entre sus colegas y también con su lugar algo excéntrico. La exclamación “¡Viva la República de las Letras!” remata un párrafo que da cuenta de sus primeros encuentros con “Roger”, por Chartier, con Natalie Zemon Davis, con Robert Darnton y Carlo Ginzburg. Especifica: mientras que con el autor de La gran matanza de gatos compartió una cena en la casa de “Charlie” Reboratti e Hilda Sábato, de la que también fue parte “el gran José Nun”, al de El queso y los gusanos lo frecuenta desde que coincidió en una “festichola” en la Villa Getty en Santa Mónica “(réplica de la que fue la villa Adriana en tiempos del emperador que la diseñó y mandó a construir en Tívoli)!”. Noventas a pleno, bandejas de sushi. Se podría leer cierta ironía aquí -allá y más por acá también-, pero no; lo que se expresa es satisfacción, contento genuino, incluso juguetón. Seguirlo a Burucúa en estas páginas, que a simple vista ofrecen sólo un denso mapa de lecturas, es una forma de aproximarnos un poco más al campo historiográfico o a esa “República de las Letras” en su versión argentina, vigente así quizás hasta antes de ayer.