Uno de los pilares sobre los que se funda la teoría económica convencional es la conceptualización del capital como un factor de producción homogéneo. La evidencia empírica y el desarrollo histórico, sin embargo, contradicen dichas conclusiones: No existe un tejido productivo de características únicas; particularmente en el caso de economías en desarrollo, dónde la heterogeneidad del entramado productivo ha resultado creciente a partir de la década de 1970. Dicho período se caracterizó por una modificación paulatina del modo de acumulación a nivel global, cuya más clara manifestación fue el surgimiento de las llamadas Cadenas Globales de Valor (CGV). Estas dieron lugar subsistemas productivos que articulan capitales diferenciados por estratos de productividad, capacidades de acumulación, concentración y poder de mercado. El presente trabajo tiene por objetivo aportar al estudio de la estructura productiva argentina teniendo en cuenta los elementos mencionados. Para ello se presenta una rápida descripción del marco conceptual desarrollado, buscando una caracterización que refleje la morfología actual del aparato productivo y su evolución reciente. Tomando como punto de partida la estructura ocupacional, se distinguen cuatro grandes estratos económicos que difieren en su capacidad para generar excedentes, cantidad, tamaño e interrelación de las firmas, tipo de inserción ocupacional y condiciones de vida de la población asociada.