La Guerra de Malvinas constituye un fenómeno peculiar del pasado reciente argentino en el que la cristalización social en la memoria colectiva aún se encuentra en disputa y está lejos de clausurarse. Las interpretaciones de este hecho son múltiples, diversas y, en algunos casos, antagónicas; por extensión, las narrativas que delinea cada marco interpretativo son distintas y posibles de ser contrastadas. A grandes rasgos, contar la guerra de Malvinas reviste una cierta complejidad por las excepcionales características de este evento: no solo en cuestiones bélicas -fue la única guerra internacional en el siglo XX en la que Argentina participa como principal contendiente y que contó con conscriptos civiles-; sino principalmente por la complejidad en tanto fenómeno social y político. En este sentido, la guerra contó en sus inicios con una gran adhesión popular y culminó con el debilitamiento de la Junta Militar y la posterior transición democrática. Estas particularidades han sido puestas en relación de diversas maneras: los relatos han puesto de relieve ciertos hechos y obturado otros, dando lugar a la afirmación de la plausibilidad de ciertos pasados en lugar de otros (Guber, 2007).