Esta tesis es el resultado de una investigación etnográfica sobre el sistema de videovigilancia de la ciudad de Ensenada. Se enmarca en el incipiente campo de estudios sobre vigilancia en América Latina, en diálogo con los estudios sobre políticas de seguridad y los surveillance studies del mundo anglosajón. Se alimenta de tres perspectivas teóricas: la mirada “pragmática”, atenta al ensamblado de distintas agencias y mediaciones “humanas” y “no humanas”; la pregunta foucaultiana por la constitución de dispositivos de gobierno de las conductas, gestión de los espacios urbanos y control social; y el interés por las formas en que se inserta un nuevo dispositivo en una trama preexistente de relaciones. La observación participante en la “sala de monitoreo” y las entrevistas a sus trabajadores/as son el corazón de un trabajo de campo orientado a la descripción y análisis de la vigilancia cotidiana. El corpus se completa con documentos oficiales, materiales de prensa y entrevistas a autoridades policiales y municipales.
El recorrido se organiza en tres tiempos. En primer lugar se presenta a la propia ciudad, sus problemáticas de seguridad, las políticas y actores que forman el campo local del control del delito y el lugar en él de la videovigilancia. Nos proponemos luego “abrir” la caja negra del dispositivo para abordar las rutinas del monitoreo. Comenzamos problematizando la asociación de la videovigilancia con el panóptico, sosteniendo en cambio que se trata de una vigilancia “distribuida” llevada adelante por vigilantes electrónicos, híbridos que articulan componentes técnicos y vigilantes. Presentamos luego un análisis pormenorizado de ambos conjuntos de mediaciones, haciendo foco en la productividad de los “no humanos”, así como en los rasgos salientes de los y las trabajadoras del sistema. Por último, abordamos el funcionamiento de los vigilantes electrónicos ya ensamblados, explorando la vigilancia como control social en sus lógicas securitarias, pero también como cuidado e incluso como un medio de observación no oficial con fines de entretenimiento.
La cercanía entre vigilantes y vigilados/as, la fuerte identificación militante de parte de quienes operan las cámaras y las complejas negociaciones que se establecen con las fuerzas policiales son elementos salientes de esta investigación. Aunque nuestro enfoque situado limita toda pretensión generalizante, creemos que estos hallazgos y las preguntas que abren representan un aporte al campo de estudios en un ámbito muy poco explorado de la vigilancia contemporánea: su implementación en pueblos y ciudades pequeñas. Todo parece indicar que allí la videovigilancia posee rasgos que la diferencian de las grandes metrópolis. Esperamos contribuir a visibilizar esta vacancia y a construir una caja de herramientas sensible a las formas en que “las cámaras” se insertan y transforman las tramas preexistentes de dispositivos de gobierno de la ciudad.